Hay un no, siempre, en la boca de aquellos que no pueden, y no quieren, verte, como sigues adelante, sin importar quien. Nadie, estuvo ahí para levantarte, cuando la caída fue monumental. Pero, ¿qué más da?
Yo doy más. Cada día, cada hora, cada mañana, al levantar. Con cada caída, con cada no, tras el roto cristal. No te dejes achantar, decían, pero tiran mierda por su boca hasta que caigas al suelo para rematar. Yo tuve que ser, el que se levantó, en plena oscuridad y gritar, hasta que las lágrimas cayeron y no callaron mi alma que sigue adelante a pesar.
A la mierda todos.